Sub-coordianción de Ecoalfabetización y Comunidad,
CoSustentaUV y LGAC
Ecología Organizacional y Comunitaria para la
Sustentabilidad Humanas, Centro EcoDiálogo.
Investigación-Docencia
Sustentable desde la Vinculación Comunitaria.
“Una breve
exposición desde la condición humana”
A continuación intentamos compartir con
nuestros amigos universitarios el sentido e intención básica de esta propuesta.
Lo hacemos no desde los grandes conceptos sino desde nociones sencillas y
humanas.
A través del tiempo,
en sus diferentes épocas existieron dificultades profundas, en donde las
personas y los pueblos la pasaron mal. Contrario a lo que muchos podríamos
pensar, quizás percibimos que las plantas, microorganismos y animales no
padecieron los estragos devastadores que ocurren en nuestros tiempos. Sin
embargo en la actualidad, creemos que resulta evidente que nuestra capacidad
como humanidad de perturbar y dañar a nuestra casa, la Tierra, y a cada una de
las especies que viven en ella (cada día se extinguen más de 250 especies), ha
aumentado exponencialmente en los últimos 100-200 años. Al mismo tiempo, con el
“triunfo” del capitalismo-globalizado que se esgrime como la única forma de
plantearnos como humanidad, se han desatado una enorme cantidad de problemáticas
sociales en todos los niveles: salud, empleo, violencia, drogas, corrupción,
desigualdad, consumismo, etcétera.
Lo anterior no
anula grandes regalos y logros que también hemos construido como humanidad en
la modernidad (no todos son logros exclusivos de ésta), tales como la búsqueda
de la equidad en todos los ámbitos, la creatividad intercultural, la
comunicación cibernética, el confort, etcétera. Si bien no podemos más que
reconocer que estos “logros” traen también
su lado oscuro. Tampoco debemos pasar por alto que estamos ignorando de forma
brutal el infinito legado y sabidurías ancestrales- tradicionales, los que en
nuestros días vemos como una pieza de museo. ¿Nos es posible parar en este
instante, guardar silencio, recapitular y reflexionar profunda y pausadamente
para tomar consciencia?
Como académicos
tenemos acceso a una infinita fuente de información al respecto de la crisis
humana y planetaria. Te invitamos a consultar la información que hemos
compilado al respecto (transicionxalapa.wordpress.com). Sabemos también que un
alto porcentaje de los componentes que nos han llevado a esta crisis han
surgido del conocimiento y acciones que las y los profesionales hemos desarrollado
desde la educación superior (http://investigaciondocenciasustentable.blogspot.mx/p/blog-page_21.html).
Hemos sido protagonistas como académicos de muchos de los logros, pero también
somos profundamente corresponsables de nuestra crisis. Detenerse en este punto,
percibir sus mecanismos en detalle de forma honesta y auto-crítica es vital,
tanto para la sanación de nuestro pensar y actuar hacia una ética, como para
ser capaces de construir caminos verdaderamente sustentables de la academia.
A un nivel de
organización las universidades, en particular las públicas pueden y deben jugar
un papel central en la re-construcción de alternativas para esta crisis de
inviabilidad humana y planetaria. Esto requiere la cualidad de re-pensarse,
pues como dijo Einstein no podemos resolver los problemas que hemos creado con
las mismas herramientas con las que hemos llegado hasta aquí. Pero esta no es
una cualidad que haya sido la distinción en las universidades desde sus
inicios. Tampoco en nuestros días podemos afirmar que la educación superior por
el hecho de ejercer sus funciones sustantivas, garantiza que su contribución a
la sociedad vaya en la dirección de la sustentabilidad como opción real a la
crisis planetaria. La propia educación está en crisis, el mismo conocimiento
racional y sus procesos están en crisis (podemos consultar los trabajos de
Leff, 2004; Morin, 1997 y Varela, et al
1997). Por lo que este proceso transformativo necesita ser construido mediante
una actividad consciente, disciplinada e innovadora.
Pero uno de los
más profundos problemas que tiene el pensamiento racional moderno es que suele
atenderse desde la abstracción, en las aulas y laboratorios, de manera
fragmentada, basándose solamente en el análisis encerrado dentro de la exclusiva
lógica de la academia, ajeno a un diálogo de saberes, ajeno a lo que Edgar
Morin llama el “mundo real”.
Aquí llegamos de
forma rápida pero quizás sensible al corazón de nuestra problemática y
oportunidad como universidad pública. Nuestras labores sustantivas
(investigación, docencia y vinculación) están fragmentadas, nuestras
disciplinas y áreas del conocimiento viven divorciadas entre si, y por si fuera
poco nuestro conocimiento y habilidad crecen y se desarrollan ajenos a las
comunidades a las que nos debemos, ignorando sus saberes y conocimientos. Para
completar este menú de oportunidades, ocurre que cuando nos decidimos a
“intervenir”, resulta que nuestros hábitos de “colaboración” son tan
egocéntricos que no sabemos ayudar y cuidar (Boff, 2002) de forma sensible y
sustentable, sino que hemos sido quizás de los principales agentes de descuido
y manipulación hacia las comunidades y la naturaleza (Borda, 2000; Peat, 2008;
y Sirolli, 1999).
Decimos
oportunidad, pues es TANTO lo que hemos dejado afuera en nuestra loca carrera
por la “calidad y excelencia”. Consideramos que es posible parar, recoger lo
despreciado, mirarnos unas y unos a otros como comunidad universitaria, y desde
ese lugar reflexivo es posible ir en la búsqueda de las personas y los demás
seres, para re-encontrarnos con los procesos del mundo real que nos permitan
colaborar y contribuir a crear futuros posibles. Desde estas dinámicas de
diálogo y colaboración es posible como universidad, pasar a ser agentes reales
de la re-construcción de una verdadera posibilidad de que como especie podamos
sobrevivir y no pasemos a ser una de esas 250 especies diarias, que por nuestra
irresponsabilidad se pierden para siempre en los tiempos de la eternidad.
Pero ¿qué
requerimos hacer para lograr esto? ¿qué horizontes se despliegan en ese océano
que aún no conocemos?
Otras preguntas
quizás un poco dolorosas y hermosas se desprenden. ¿Los otros universitarios no
tienen conocimientos y experiencias que aportar? Nos referimos no nada más a
las y los de otras disciplinas, sino a los trabajadores manuales de la
universidad, a las y los administrativos, las autoridades, las y los
estudiantes, los graduados, etcétera. ¿Somos las y los académicos los únicos
que ponemos el conocimiento en el aula? ¿es el aula realmente el lugar ideal y
exclusivo para el aprendizaje? ¿las y los investigadores no aprendemos y creamos
conocimiento “dando clases”? ¿realmente son tan importantes los conceptos y
tópicos en el proceso formativo académico? ¿qué significa realmente aprender o
aprehender? ¿comparto el poder que me dan mis títulos en el proceso del
conocimiento y el aprendizaje? ¿Soy consciente de este poder? ¿resulta posible
entramar de forma orgánica y creativa la investigación, la docencia y la
vinculación en la universidad? ¿qué significa que el mundo real, sus personas y
procesos sean realmente el aula viva de un aprendizaje significativo,
transformativo y para la vida no sólo de las y los estudiantes, sino mío como
académico? ¿podemos como universitarios dejar de usar a las comunidades, a la
naturaleza y convertirnos en sus socios solidarios y respetuosos en relaciones
a largo plazo de mutuo cuidado y co-creación?
Quizás a estas
alturas te resulta un poco menos horrible el título de nuestra iniciativa
“Investigación-Docencia Sustentable desde la Vinculación Comunitaria”. Esto
sugiere que podemos reunir finalmente nuestro proceso indagativo y creativo en
una co-creación de conocimiento con los estudiantes, podemos rescatar del
aburrimiento (¡de todos!) al aula y a los libros de texto. Podemos abrir las
puertas de la disciplina hacia la multi, interdisciplina y hacia la constante
construcción de una actitud de pensamiento complejo y transdisciplinario. Pero
más aun, sugerimos con esta propuesta que ese proceso no debe parar ahí, que el
diálogo y la colaboración en la co-creación del conocimiento puede ser en el
mundo real, desde la asociación y enriquecimiento mutuo con las personas, con
las comunidades, con los seres y procesos del mundo re-aprendiendo y
transformado nuestra realidad hacia futuros sustentables. El conocimiento puede
dejar de ser una parcelación estéril o destructiva del mundo y las personas,
pues ser un diálogo donde no hayan “objetos pasivos” de estudio, sean humanos o
no, pues podemos reconocer nuevamente a la vida, las personas y la naturaleza
como agentes creativos y sensibles.
¡Lo necesitamos
como el aire! En la educación, en nuestros corazones y mentes, en las
comunidades a las que nosotros pertenecemos, urbanas, rurales, de trabajo, etc.
Terminamos diciendo
que este escenario nos deja varios pendientes básicos que atender, que cuidar
de forma afectuosa, disciplinada y profunda:
a.
¿Qué
es el conocimiento, cómo se cuida y cómo se humaniza?
b.
¿Puedo
y debo conocer y cuidarme, sanarme como ser humano para ser capaz de co-crear
éticamente conocimientos y praxis sustentables?
c.
¿El
diálogo implica tan solo sentarse, escuchar e intercambiar ideas y opiniones? O
existen ámbitos del ser, el sentir y el pensar que deben ser atendidos para
hacer posible lo que de forma más profunda puede permitir el diálogo (Bateson, 1972;
Bohm, 2001; Buber, 1995; Krishnamurti,
2009).
d.
¿Qué
significa transformar el aprendizaje para liberarlo de los cotos de poder, para
convertirlo en una aventura colaborativa y co-creativa?
e.
¿Cómo
me relaciono desde la actitud del conocimiento con el mundo? ¿cómo cosifico a
las personas, los seres y los procesos y niego así el diálogo y la
colaboración?
f.
¿Estoy
atrapado en mi disciplina para siempre tener que vivir acotado por mis definiciones
de lo que es “mi objeto de estudio” y mis herramientas disciplinarias que
definen lo que es válido y verdadero?
g.
¿Cómo
podemos co-crear procesos humanos y socio-ambientales sustentables colaborando
respetuosamente con las comunidades?
h.
¿Existen
formas de senti-pensar(me) en el mundo más allá de la abstracción simbólica
racional, existe por ejemplo un sentipensar orgánico-simbiótico desde la
totalidad de mi SerCuerpo y desde mi SerMundo?
Esta empresa de
una investigación-docencia desde la vinculación comunitaria que está frente a
la universidad y las y los universitarios no es exclusiva de sociólogas,
biólogos, médicos, ingenieras o administradores, tiene espacio para artistas,
físicos, filósofos, químicos, poetas, etcétera. Es decir, creemos que podemos
abrir la caja de pandora hacia un conocimiento vivo y colaborativo, podemos
descubrir formas de pensar y crear que creíamos prohibidas para nuestra
personas o para nuestros ser universitario. Las problemáticas de nuestro
México, de nuestro Veracruz y del mundo son tan ricas y creativas que pueden
acunar una colaboración rica entre decenas de disciplinas y más allá, de seres
humanos con diversos saberes y conocimientos, para así co-crear eso que es hoy
como un grito de supervivencia: crear futuros sustentables…
Por lo que te
invitamos a unirte en esta pequeña empresa para conformar colectivos pilotos
que exploremos lo esencial para esta transformación de la labor universitaria,
hacia el desarrollo orgánico de nuestras labores sustantivas, de forma que podamos
conformarnos como COMUNIDADES EN APRENDIZAJE que nos permitan vincularnos
respetuosa y colaborativamente con nuestras comunidades a las que nos debemos.
Como escribió
Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”
Bibliografía.
Baterson,
G. 1972. Pasos a una ecología de la mente: Una aproximación revolucionaria a la
autocomprensión del hombre. Ediciones Lohlé – Lumen. Buenos Aires, Argentina.
355 p.
Boff,
L . 2002. El cuidado esencial. Ética de lo Humano Compasión de la Tierra.
Editorial Trotta. Madrid, España. 164 p.
Bohm
D. 2001. Sobre el diálogo. Editorial
Kairós S.A. 2ª edición. Barcelona, España. 145 p.
Borda,
F. 2000. Acción y espacio: autonomía de una nueva república. Tercer mundo
Editores. 1ª. Edición. Bogotá, Colombia.
Buber, M.
1995. Yo y Tú. Caparrós Editores. 2ª edición. Madrid,
España.106 p.
Krishnamurti, J. 2009. Sobre la educación. Editorial Kairós.
Barcelona, España. 208 p.
Leff,
E. 2004. Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder.
Siglo XXI editores S.A. de C.V. en co-edición con el Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM y con el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente. PNUMA. Cuarta edición. 414 p.
Morín,
E. 1999. El Método 3. El conocimiento
del conocimiento. Editorial Cátedra. 3ª edición. Madrid, España. 132 p.
Peat,
D. 2008. Acción suave. Alternativas innovadoras para un mundo en crisis.
Editorial Kairós. 1ª Edición. Barcelona, España. 288 p.
Sirolli,
E. 1999. Ripples form the Zambezi. Passion,
Entrepreneurship, and the Rebirth of Local Economies. New Society Publishers.
176 p.
Varela,
F; Thompson, E y Rosch, E. 1997. De cuerpo presente: Las ciencias cognoscitivas
y la experiencia humana. Editorial Gedisa, S.A. 4ª edición. Barcelona, España. 159 p.
No hay comentarios:
Publicar un comentario